No se puede creer, viejo !!! Sabe cómo me dejan el estadio los forajidos estos? Un desastre, un desastre. Papeles, restos de comida, copas tiradas. Se meten en la cancha y estropean todo el piso…Algunos vomitan…Así como le cuento. Un relajo. Y ojo que no son los de la popular solamente eh?
En los palcos, cerca de las autoridades, una mugre que ni se imagina.
Estoy a cargo de este polideportivo desde el año cuarenta más o menos. Cuarenta y uno para ser más exactos. Mi viejo fue el que me ofreció continuar este laburo. Él estuvo veinte años metido acá, jamás un quilombo, una pelea…Pero se cansó vio? Y pensó que era una oportunidad linda para mí. Yo era soltero en ese momento. El laburo era piola, divertido, tranquilo…Abríamos dos veces por semana y después sólo ocuparse del mantenimiento. Que destapar un baño, tener el piso en condiciones…nada del otro mundo.
Pero esto empezó a crecer, vio? A todo nivel. Y a veces el crecimiento así, a lo loco, es como que anuncia la decadencia. No sé, me parece a mí. Y para verlo se necesita vivir mucho y yo ya estoy pidiendo la última copa. Tengo casi cincuenta años. Qué sé yo…cosas que se me cruzan por la cabeza.
Sabe la fiesta que era esto cuando venía Él? El “summum”. La gente rugía, tiraba papelitos, cantaba. Se sentaba, levantaba las dos manos como enfrentándolas y las movía de atrás hacia adelante. ¡Qué locura maestro!! Ella venía menos, decían por ahí que estaba bastante enfermita, pero cuando aparecía la felicidad era total. Esa sonrisa, esa cabellera rubia que iluminaba el estadio, créame.
Y me acuerdo cuando lo techaron. Se armó una fiesta de locos. La gente no lo podía creer. Basta de mojarse, basta de insolarse…un adelanto fenomenal. Duró como una semana la celebración. Ahí, le confieso, empezó a verse el descalabro. Hasta hubo dos muertos. Una pena…
Lo que noto es que la caída empezó hace unos años. Antes usted se asomaba desde la tribuna para mirar los alrededores y veía familias enteras, caminando, con banderas, adornos, cantando…los pibes de la mano de los papás y comiendo alguna golosina, un pancito…Las mamás con la mejor pilcha, las pulseras, los collares. Fiesta total…los instrumentos de bronce de la banda brillaban como soles vio? Y dale con las marchas, los himnos y todo el folklore del deporte. Hermoso. Ahora es un despelote, te pasan por arriba…y mire que hay guardias por todos lados. Pero…quiere que le diga una cosa? Los guardias también se vinieron abajo. No les calienta nada, quieren cobrar las horas extras y rajar lo antes posible. No hay manera de organizar el tema del estacionamiento, vienen con carros, con caballos, es todo un quilombo…y después como le decía antes, dejan todo hecho un desastre.
Mire: acá, detrás de la popular, cruzando la avenida, tenemos la concentración de los muchachos. Antes la gente pasaba, saludaba, les daba la mano…ahora meten quilombo toda la noche. Pito, matraca, a los gritos pelados. Vienen medio en pedo y acá se terminan de mamar.
El vino barato también lo complica todo.
Lo que pasa es que no hay laburo, el país se hizo grande y ¿sabe qué pasa? Donde vamos hacemos tabla rasa y nos traemos todo lo que hay. Entonces acá nadie trabaja, vivimos como quien dice “de arriba”. Vaya a hacerlos laburar a los pibes. Lo mandan al carajo. Si acomodando los carros en las afueras del estadio ganan más que trabajando. A veces tengo contacto, medio a la pasada, con algún político (vienen muchos senadores al estadio), y le planteo lo que veo, esta decadencia, este desmadre…Pero los tipos no dan bola, hacen la suya, vienen con una minita, se acomodan en la sombra, se toman algo y rajan al toque.
Le repito: este relajo lo vamos a pagar algún día. El otro día me puse a limpiar esas letras de bronce gigantes que están allá, ¿ve? Clavadas en la piedra…Bueno fíjese a ver si se da cuenta…Déle, fíjese. ¿Qué ve? Y sí maestro, se afanaron varias letras…¿cuánto le pueden sacar en el mercado negro? Dos mangos, dos mangos. Pero se lo chorean igual de puro dañinos que son.
Yo no me caliento más, me quedan dos o tres años y rajo de acá. Que se arreglen.
Ni siquiera me atrae la programación. Ahora traen cualquier cachivache a pelear. Unos negritos de cuarenta kilos que vienen por el morfi. Así no va.
Hágame caso, mire el cartel y dígame si no es una picardía
Amphithea rum Fl vium R mae
Ti vs Caes r
Ann rum LX XI
Marcelo Sanjurjo