Benito

spot_img

 

No hay nada más tonto que una muñeca. A mí, a la Lili, a Sonia, a la Pelu, a Cuqui, a todas mis amigas, a todas nos regalan muñecas. Las muñecas no hacen nada: están ahí, nomás. Están. Peinarlas, eso se puede, pero peinarlas, ¿y después?, después nada, están peinadas y nada. ¿Se puede pedir algo más idiota? A veces las rompo. A veces, no. Una sola vez; no, dos veces, dos veces rompí dos muñecas y hay que ver la que armaron mi mamá y mi tía Malena. Mi tía Malena es la hermana de mi mamá. No te vamos a regalar nunca más una muñeca me dijeron. Bueno, qué suerte. Me regalaron dos juegos obstructidos, no, ins-truc­ti-vos, eso, para que ya vayas sabiendo cosas cuando empieces primer grado, dijeron, y bueno, los rompí pero no se dieron cuenta: un juego de instructivo no es una muñeca, no se nota si está roto. Le dije a la Pelu busquemos otros juguetes, algo que no sea de istructorio, instructivo, eso, algo divertido. No sabíamos qué. Revisamos todos los armarios de mi casa y de la casa de ella y los roperos, al escritorio de mi papá no nos dejaron entrar, y no encontramos nada. Tampoco nos dejan tocar la máquina de fotos ni los largavistas ni la balanza que está en el baño ni nada de la cocina, nada nada nada de lo que puede ser divertido porque dicen que somos poco cuidadosas y que vamos a romper todo. Romper es divertido pero a las madres no les gusta eso. 

Nos sentamos en el porche y pensamos y pensamos. También vino Sonia, que fue la que dijo que teníamos que ir al África y correr aventuras con los monos porque había ido a la matinée del Córdoba con la hermana mayor que es la Tere y la cuida y había visto Tarzán. Sí, pero si no nos dejan ni acercarnos al escritorio de mi papá menos nos van a dejar ir a África que además queda lejos lejísimos así que nos quedamos calladas y seguimos pensando. Pero la Pelu dijo que en África hay leones y víboras enormes y que ella no quiere ir a África. Nadie te dice que vayas, idiota, le dije. No me digás idiota me dijo. Casi nos peleamos. Y fue ahí cuando llegó la Lili y dijo qué hacen y le contamos. Ella dijo que en el cine pero no en la matinée también dan una de fantasmas que pasa en la Ópera que es un teatro pero que fantasmas hay en cualquier parte y dan un miedo bárbaro y que se puede tener aventuras con los fantasmas. Eso sí que nos gustó porque no hay necesidad de ir a África y ni siquiera de tener que cruzar la calle que dice mi mamá que sola es peligroso. 

Así que otra vez nos quedamos calladas pero ya éramos tres, no, cuatro, yo, la Lili, Pelu y Sonia, cuatro, falta la Cuqui pero no debía estar porque no llegó, a lo mejor la llevaron al pediatra porque tosía y las cuatro pensamos en lo que podríamos divertirnos con los fantasmas. A mí se me ocurrió que puede ser que no sea tan divertido si los fantasmas son malos. Pero no, dijo la Lili, si son invisibles y transparentes y si los tocás los atravesás con la mano. ¿De veras?, dije. Claro, dijo Sonia, si mi papá hablaba con el tío Marcelo y le dijo algo del fantasma de la recesión que no sé lo que es y yo dije ¿quéee, qué es eso de fantasma? y ellos se rieron y mi papá dijo un fantasma es una sombra mi chiquita, es como una niebla que aparece y hace búuuu pero no hace daño y lo podés tocar y pasar al otro lado con la mano. También está el fantasma del jamlet dijo el tío Marcelo pero no sé lo que es un jamlet y ellos se rieron un poco más así que jugar o tener aventuras como con Tarzán pero con los fantasmas, debe ser divertido. 

La cosa era que no sabíamos adónde ir a buscar un fantasma y entonces otra vez nos quedamos calladas y pensamos. Pensamos mucho pero seguimos sin saber en dónde encontrar un, por lo menos uno, un fantasma, claro que si son varios, mejor que mejor. Y la que llegó no fue la Cuqui sino la mamá de Sonia, te andaba buscando, dijo, vamos que dejé abierta la puerta del ascensor, y se despidieron y se fueron y nos quedamos las tres yo, la Lili y la Pelu y nos miramos, ufa, dije y eso que mi mamá dice que no hay que decir ufa, ufa dije, parece que no vamos a encontrar ningún fantasma. Llegó mi mamá y dijo vamos que tenés que bañarte y yo no dije ufa y me fui con ella. 

Me bañé, mi mamá me lavó la cabeza y me cortó las uñas de los pies y comimos y me fui a dormir y apareció un fantasma al lado de mi cama. Yo estaba dormida, ¿no?, mi mamá me había contado el cuento de antes de dormir y me había hecho rezarle al Niño Dios y me tapó y se fue y cerró la puerta y me dormí y de repente vino un viento fuerte pero no un viento frío como el que mi mamá dice que va a limpiar aunque yo no sé cómo va a hacer un viento para limpiar, un viento que era fuerte y yo abrí los ojos y ahí estaba. Aaaah pensé o a lo mejor lo dije, no sé, aaah menos mal al fin encontré un fantasma y el fantasma se acercó y me hizo una caricia en la frente aquí de este lado y yo pensé o dije mi papá tenía razón que son buenos pero este no hace búuuu y en eso hizo búuuu, no muy fuerte para no despertar a mi papá o a mi mamá que duermen en el cuarto de al lado del mío y yo lo quise tocar, al fantasma, digo, pero también era cierto eso de que la mano pasa del otro lado y pasó del otro lado y yo me reí y el fantasma también pero despacito y yo lo que pensé fue que el fantasma y yo ya éramos amigos y es bueno eso de dormirse al lado de un amigo porque por ejemplo cuando me quedo a dormir en lo de la Lili y mi mamá me lleva el cepillo de dientes y un par de medias limpias, me duermo enseguida porque me ponen la cama al lado de la de la Lili y nos dormimos las dos enseguida. Entonces me acordé de eso y me dormí al lado del fantasma que no sé si se habrá dormido pero cuando me desperté no estaba, ufa dije pero lo dije para mí no para que mi mamá lo oyera, ufa se fue. Vino mi mamá y me ayudó a vestirme y fuimos al comedor de diario y tomé cocoa y comí tostadas con manteca y volví a mi cuarto a ver si podía llevarme el ludo y las fichas y los dados para jugar con alguna, la Cuqui que no había estado con nosotras o Sonia o la Lili o alguna y ahí en mi dormitorio estaba mi amigo el fantasma y le dije hola y él sopló su viento y también hizo búuuuuu que me parece que es la forma fantasma de decir buenos días ¿dormiste bien? y yo por si acaso dije sí dormí muy bien ¿y vos? búuuuuu dijo él. Así que le dije vamos vení conmigo y agarré el tablero del ludo y las fichas y nos fuimos y en el palier ahí estaban, la Lili y Sonia y la Cuqui y las tres dijeron ooooh un fantasma. Y sí, dije yo, es un fantasma amigo. Andá, le dije a él, andá y haceles una caricia como la que me hiciste a mí, andá, y a ellas les gustó y se rieron y la Cuqui que tiene rulos se arregló el pelo que se le había alborotado con la caricia del fantasma. ¡Cómo nos divertimos! Jugamos un montón las cuatro y después vino la Pelu y también jugó con nosotras y con el fantasma. Yo a él le pregunté ¿cómo te llamás? Y él me dijo búuuu-bú-búuu que no sé lo que me quiso decir pero Sonia dijo ya sé se llama Benito, y vos cómo sabés, le preguntó la Lili, y Sonia dijo que Berni el hermano que se llama Bernardo como el abuelo que se murió cuando él nació y es un nombre horrible, lee una revista de historietas en la que hay una de un fantasma que se llama Benito, el fantasma Benito que es travieso y hace cosas divertidísimas. ¿Te llamás Benito?, le pregunté, y él dijo bú que quiere decir sí. 

Es muy cómodo eso de saber cómo se llama un amigo sea fantasma o no, porque no queda bien andar diciéndole eeeh ché que además es mala educación. Con Benito la pasamos muy pero muy bien. Él nos sopla su vientito que es suave y nos hace una caricia en la punta de la nariz o en un dedo o acá cerca del pelo y se ríe, yo no sé cómo sabemos que se ríe pero sabemos, eso seguro. Mi mamá está de buen humor porque dice que hemos aprendido a portarnos bien y yo no le digo nada, no le digo que tenemos a Benito que nos entretiene, va y viene, nos sopla, nos hace caricias y travesuras. Después arreglamos todo lo que hemos desarreglado, o lo arregla él que tiene más fuerza aunque es transparente y nadie se da cuenta de nada y al día siguiente volvemos a jugar y a divertirnos, no sé cómo hacíamos antes de que apareciera Benito pero sé que no nos divertíamos tanto como desde que está él. Por ejemplo hace una voltereta y el ascensor que venía subiendo se para entre dos pisos y la gente empieza a los gritos y nosotras nos tapamos la boca para que nadie se dé cuenta de que nos estamos riendo a carcajadas. Entonces Benito da otra voltereta para el otro lado y el ascensor arranca y sigue viaje con las viejas arreglándose el peinado y suspirando y nosotras nos reímos y decimos ¡si supieran! Y también va, Benito, a la terraza y descuelga todas las sábanas que estaban colgadas en las jaulas y al rato empieza la gritería cuando ven las sábanas por el suelo y nosotras ponemos caras serias no sea que a alguna mamá se le ocurra que es cosa nuestra. O de Benito, que sería peor. O les hace caras a la perra de la gorda del tercero be que es fea y antipática, la perra, bueno, la gorda también, y la perra se pone como loca y la gorda dice sshhh callate no sé lo que le pasa a este animal callate porque como ella no lo ve a Benito no sabe que él le está haciendo muecas a la perra y nosotras nos hacemos como que no nos damos cuenta y Benito se ríe cuando la gorda se va y nosotras también. Y el viernes pasado que corríamos por el patio de abajo nosotras cinco con Benito, él se metió por debajo del portón de entrada y se levantó del otro lado y el portón zás se movió con él y Benito lo sopló y el portón terminó en medio de la calle y un auto casi se lo lleva por delante y se armó un lío terrible con policías y todo y mi mamá y la mamá de Sonia corrieron a buscarnos y nos agarraron de las manos y nos llevaron a lo de Sonia y decían qué barbaridad no sé cómo ha podido pasar esto, pero qué barbaridad. Y Benito se reía pero nosotras no para que no nos fueran a retar. Cosas como esa, todos los días, pero él siempre las arreglaba para que no se notara lo que había hecho con tal de divertirnos porque a Benito le gusta que la pasemos bien. 

La semana pasada organizamos una carrera por la escalera y para que no se enojaran con nosotras Benito sacó el cable del ascensor y lo dejó suavemente, al ascensor digo, en la parte de abajo, el piso del pozo, eso, el piso del pozo que parece un estribillo de una canción el piso del pozo. La cosa fue que corrimos de arriba para abajo y de abajo para arriba muchas pero muchísimas veces, riéndonos y saltando hasta que mi mamá y la mamá de la Lili y la de Sonia vinieron gritando muy asustadas y decían qué habrá pasado con el ascensor qué horror menos mal que no había nadie adentro cómo fue que no oímos el ruido qué espanto algo habrá cedido o se habrá roto y Benito se doblaba de la risa y nosotras también empezamos a reírnos y la mamá de Sonia dijo de qué se ríen estas chicas lo que es ser inocentes, inconscientes dijo la mamá de la Lili y mi mamá no dijo nada pero estaba preocupada. 

El miércoles sí que la pasamos bien. Hace calor, mucho calor ya y eso que el verano todavía no llegó del todo pero hace calor y estábamos tiradas en el umbral del departamento de la Cuqui y vino Benito y nos sopló y dijo búuuu que quiere decir pero vamos chicas hagamos algo divertido y nos fuimos de recorrida por los pisos y llegamos al sótano búuubububúuu dijo Benito que quiere decir ya sé y entonces ¿qué hizo? hizo desaparecer las válvulas de seguridad de la caldera y no faltó mucho tiempo poquito tiempo para que empezara a hacer un calor terrible pero terrible así que nos fuimos corriendo del sótano a la terraza y en cada piso la gente salía al palier y hay que ver las cosas que decía y en eso sonaron las alarmas y fue peor y llegaron los bomberos, sí, los bomberos y dijeron que había que evacuar el edificio y el edificio de al lado también y el de la esquina y llegaron las ambulancias y la policía y la gente corría por todas partes y nosotras calladitas y serias para que no se notara que sabíamos todo y Benito se reía y soplaba y les despeinaba los peinados a las señoras que habían salido en batón al palier. Todo el día estuvo todo revolucionado y nosotras las cinco juntitas serias tratando de que Benito no nos contagiara la risa. 

Al final del día cuando todo se había arreglado y se habían ido los bomberos y las ambulancias y los periodistas con los micrófonos y todo eso, el papá de la Lili y mi papá nos llevaron a las cinco al Buen Gusto a comer y pedimos milanesas con papas fritas y ellos lomo al champiñón con puré de calabaza y de postre banana split y los papás ensalada de fruta. Lo que no nos gustó fue las cosas que decían mi papá y el de la Lili. Mi papá decía no puede ser y el de la Lili a ver si encontrás otra explicación, y mi papá decía tiene que haber sido fatiga del material. Lo malo era que nos miraban demasiado y nosotras mirábamos para abajo lo que estábamos comiendo y ni levantábamos los ojos porque nos íbamos a encontrar con Benito que se reía a carcajadas y decía búuu-bu-bu-bububúu que ya ustedes se imaginan lo que quiere decir eso.

Nos sopla suavemente todas las noches para que nos durmamos, nos hace caricias acá, a veces nos canta y hace poco nos dijo búuuuuuuuu-uu que quiere decir van a crecer chicas y voy a tener que dejarlas. No, dijimos, ni se te ocurra, Benito, ni se te ocurra, cómo vamos a vivir sin vos y él dijo cuando crezcan se van a olvidar de mí, no, dijimos, no, no, no. Y él nos miró y nos pareció que lloraba pero no puede ser, los fantasmas no lloran, bailan, se ríen, hacen travesuras, soplan, les hacen caricias a las nenas, pasan por debajo de las puertas, despeinan a las antipáticas que viven en el edificio, asustan a los perros, nos divierten, nos hacen felices, eso hacen, eso hace Benito todos los días con nosotras. No nos va a dejar, claro que no. Vamos a crecer porque eso es lo que pasa con las nenas: que crecen. Pero a Benito lo vamos a tener siempre con nosotras, ya lo hemos decidido. Él dice bu-bubú­búuuu-bú que quiere decir cuando aparezca el primer novio, chau, ya no voy a estar más. Pavadas, le decimos nosotras. Pero ¿y si fuera cierto? Mi mamá dice que los fantasmas no existen. Benito dice bú, existe, y no queremos que se vaya. No queremos. Búu-bú dice él, eso dice.

 

Angélica Gorodischer

Azotacalles

Hay gente distraída: pierden las llaves, los anteojos, los...

Cosecha

Tenés que ir a la cosecha me dijo el...

El kiosco de la esquina

—¡Tarada! —gritó Marcelo. —¡Mirá quién habla! —grité yo. —¡Estúpida! —¡Ignorante, bestia, analfabeto!...

También te puede interesar

Nochebuena en Marruecos

Pasé aquella primera Nochebuena africana en la pensión. Aunque...

Cita en un bar

Después de cinco años de fervor matrimonial Juan Tadeo...

La foto

1Fue Sofía quien halló la foto al revisar los...

Los sueños de mi hermano

Parece mentira, lo sé, pero hubo un tiempo en...
Publicación Anterior
Publicación Siguiente