Festival

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El pasto recién cortado le pincha la espalda. Siente la fría humedad que lentamente empapa su pijama y alivia el calor pasado durante la noche en su habitación.

-Seguro que mama regó esta mañana antes de irse- piensa recordando su teoría de que siempre que hay que hacerlo temprano o a la tardecita porque si no el sol es como una lupa sobre las hojas y las plantas terminan chamuscadas…

A Julia no le importa, es más, le molesta el cuidado amoroso que su madre le brinda al jardín. Para ella es solo una manta donde acostarse boca arriba para mirar el cielo y alguna que otra vez el escondite donde enterrar un tesoro con la palita azul que le regalo el tío Quique el verano que fueron a la playa.

Ese cielo se convierte en una pantalla a la que mira fascinada, sobre todo el correr de las nubes de formas caprichosas, a veces de colores amenazantes y otras, como ese día, con aspecto ondulante de arena barrida por el mar. El planeo de los pájaros la hipnotiza, siempre se pregunta cómo harán para irrumpir veloces y de pronto comenzar esa danza en cámara lenta hasta quedar quietos, suspendidos en el aire, como si un hilo larguísimo asido por un ángel los cuidara de seguir cayendo y cayendo.

-¡Los ángeles existen!- lo aprendió en catecismo cuando iba a tomar la primera comunión así que seguro están arriba de ellos y detrás de las nubes deshilachándolas como copos de azúcar antes de soplarlas para que recorran el universo, piensa orgullosa.

-Los aviones son otra cosa, no los hizo Dios- murmura bajito como si alguien pudiera escucharla y retarla, pero no deja de mirar su blanca barriga de metal cuando despegan o aterrizan en el aeropuerto pegado a su casa imaginando el día que pueda subirse a uno y volar lejos, muy lejos, a ese lugar donde va a tener otra familia, otro barrio, otro jardín.

-¿Todavía no te vestiste vos? ¡Siempre la misma desobediente! ¡Apurate que llegamos tarde!- Es la cara de su papá gritándole lo que ve ahora en lugar del cielo. Se incorpora de un salto y corre a cambiarse, sabe que la orden de un capitán no se discute, por lo menos eso le repiten hasta el hartazgo cuando intenta mostrar su desacuerdo con algo.

Apurada se pone el vestido y los zapatos que su mamá le dejó sobre la cama y, mientras se está ajustando las hebillas con brillitos que tanto le gustan, la ve entrar.

-Julita, mi amor, vamos que ya empieza el festival aéreo y sabes que a papá no le gusta la impuntualidad. La voz de su madre es como una brisa fresca que alivia, pero pronto se aleja y desaparece.

-Qué lástima que este siempre tan ocupada -piensa mientras recorren en el auto las pocas cuadras que separan el barrio de la base del aeropuerto.

-Me tendría que haber quedado dentro de su panza así podría ir con ella a todas partes, se dice sonriendo mientras trata de imaginar a su madre embarazada, todas las fotos que ha visto de ella la muestran flaca como un fideo.

Traspasan los portones y un cartel de Fuerza Aérea Argentina les da la bienvenida. La pista luce impactante: aviones, aeroplanos, helicópteros, todos en posición y listos para los vuelos de bautismo y acrobacia con los que se festeja el día de la Patria.

Los camaradas de su padre y sus familias ya están en el palco de autoridades y se acomodan rápidamente junto a ellos. Los motores rugen mezclándose con los sonidos estridentes de la banda militar. Aprovechando la atención de todos en el show que comienza Julia se escabulle hacia el edificio principal prometiéndose volver pronto, antes que alguien note su ausencia.

Empuja la puerta de vidrio que se cierra detrás de ella dejándola en el vacío. Todos están en la pista, pero tiene poco tiempo. Como si ya lo hubiese vivido de tanto imaginarlo corre escaleras arriba buscando la oficina de su padre. Le dan miedo los pasillos tan silenciosos. Llega casi sin aliento al final donde una puerta de gran tamaño le indica que está en el lugar correcto. Entra sigilosa mientras siente que flota hasta el mueble de roble con vitrina donde sabe que el capitán guarda sus medallas, condecoraciones y trofeos. Su mamá le dijo que eran muy valiosos un día que la acompaño a limpiarlos porque él no permite que nadie más los toque.

Él y sus normas, él y sus órdenes, él y su gesto enojado. Fue ese día cuando se le ocurrió su pequeña venganza… El corazón le late tan fuerte como las sienes mientras en su cabeza resuenan el catecismo, los diez mandamientos y la voz de sus padres. No duda, agarra una de las medallas, la más grande y brillante del estante al que alcanza en puntas de pies y la esconde en el bolsillo de su tapado rosa mientras corre para llegar a tiempo al reparto de empanadas y pastelitos.

-¿Julita, dónde estabas mi amor?- le pregunta su mamá al escucharla llegar con voz melosa y los ojos fijos en el avión que pasa en vuelo rasante cerrando la formación. Entonces Julia les miente. Les miente, como ellos, cuando le negaron que fuera adoptada como le habían contado entre burlas sus compañeros de grado. Les miente, como ellos, cuando preguntó por qué tenía que sacarse sangre si no estaba enferma. Les miente, como ellos, cada vez que vienen sus amigas y preguntan algo de cuando todavía no vivían en la base.

-Me estaba haciendo pis mami, fui al baño -responde cerrando el puño y apretando fuerte la medalla escondida en el bolsillo. Mientras vuelven a casa mira el cielo lleno de aviones que regresan después del festival. Las nubes ahora son rosas Cuando tienen ese color dice mamá que es porque seguro mañana va a haber viento, piensa a la vez que trata de recordar dónde dejo la palita azul. La necesita. Ahora sí tiene un verdadero tesoro, uno con el que podrá por fin subirse a un avión para irse lejos, muy lejos.

Patricia Martin

Patricia Martin
Patricia Martin
nació un 23 de enero en Necochea. Siempre fue una apasionada de la lectura y de los viajes. Se desarrolla por tradición familiar en el área de Turismo. Fanática de las combinaciones y de las bibliotecas, adora los libros antiguos, las primeras ediciones que le recuerdan a los libros que había en la casa de sus padres. Marplatense por adopción hace varios años que reside en la ciudad. Desde el 2017, asiste a talleres de escritura creativa donde se destaca en cuentos y poesías.

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