Durante largo tiempo, la costumbre de ir a asolarse y bañarse en las zonas costeras gozó del más encendido prejuicio. El color que adquiría la piel tras las repetidas exposiciones al sol era temido por las elites, para quienes el blanco más inmaculado era un valor en sí mismo. El bronceado era el color de los campesinos y una mujer que osara aparecer luciendo un inusual tostado podía automáticamente ligarse el mote de “lavandera”.
La costumbre de asolarse en las playas, sin embargo, llegó al país, por supuesto, luego de imponerse entre las elites de Francia e Inglaterra, que comenzaron a frecuentar balnearios como Biarritz o Brighton.
Con gran visión de futuro, en 1883 el gobernador Dardo Rocha impulsó la llegada del tren a Mar del Plata, que quedó inaugurado el 26 de septiembre de 1886 y en el verano de 1887 llegaron los primeros turistas.
A continuación transcribimos el Código de baños de la municipalidad de Mar del Plata en 1888 y un curioso artículo de 1901 promocionando el balneario “científicamente”.
Código de baños de la municipalidad de Mar del Plata en 1888
Fuente: Jimena Sáenz, Mar del Plata, Siglo I, 1874-1974, Buenos Aires, Editorial El Alba, 1974, pág. 57.
Artículo 1º: Es prohibido bañarse desnudo.
Artículo 2º: El traje de baño admitido por este reglamento es todo aquel que cubra el cuerpo desde el cuello hasta las rodillas.
Artículo 3º: En las tres playas conocidas por el Puerto, de la Iglesia y de la Gruta no podrán bañarse los hombres mezclados con las señoras a no ser que tuvieran familia y lo hicieran acompañando a ella.
Artículo 4º: Es prohibido a los hombres solos aproximarse durante el baño a las señoras que estuvieran en él, debiendo mantenerse por lo menos a una distancia de 30 metros.
Artículo 5º: Se prohíbe a las horas del baño el uso de anteojos de teatro u otro instrumento de larga vista, así como situarse en la orilla cuando se bañan señoras.
Artículo 6º: Es prohibido bañar animales en las playas destinadas para el baño de familias
Artículo 7º: Es igualmente prohibido el uso de palabras o acciones deshonestas o contrarias al decoro.
Los baños de mar
Por qué Mar del Plata es preferible a Montevideo – Régimen de vida a orillas del mar – Baños de agua y de aire
Fuente: El Diario, miércoles 25 de diciembre de 1901.
Los baños de mar así como la residencia en sus orillas constituyen uno de los más poderosos medios de acción a la disposición de la medicina terapéutica para la cura de ciertas alteraciones y a la modificación rápida de algunos defectos de constitución.
Pero a fin de sacar de ese enérgico remedio todas las ventajas posibles, es indispensable aplicarlo con tino. (…)
El análisis químico justifica el hecho de clasificar el agua de mar entre las aguas minerales más activas: es agua de soda clorosulfurada. La presencia del yodo en varias plantas marinas ha dado lugar a que se supiera que el yodo había de encontrarse en el agua de mar por la constante maceración de esas plantas marinas. En estos últimos años el análisis espectral ha revelado la presencia de ese valioso elemento medicinal, así también como del bromo en las aguas del mar; de modo que se la puede clasificar entre las aguas cloro-bromo-yodadas.
El sabor salado del mar es debido al cloruro de sodio. Ese sabor es más intenso en alta mar que sobre las costas y disminuye en las embocaduras de los ríos y golfos. El agua de mar contiene además una sustancia orgánica a la que los químicos han prestado hasta la fecha muy poca atención y que tiene sin embargo una gran importancia terapéutica.
A esa sustancia debe el agua de mar su viscosidad y olor hediondo; a ella debe también su rápida putrefacción, a pesar de la gran cantidad de cloruro de sodio que contiene. Constantine James considera esa sustancia como un elemento esencial y vital para el agua de mar. A su juicio, la presencia de esa sustancia puede sola explicar ciertos fenómenos que sin ella serían inexplicables.
El mar está atravesado por corrientes eléctricas que ciertamente han de ejercer una influencia sobre los bañistas. Se observa también en ella la presencia del oxígeno y el ácido carbónico: este último sobre todo se halla en notables proporciones, unos 100 o 200 centilitros por cada cien litros de agua. La mezcla de agua pura con agua de mar produce una cantidad de hidrógeno sulfurado que disminuye la pureza del aire.
Esto nos permite sostener la opinión de que el punto de reunión en las orillas del mar ha de ser lo más lejos posible de la embocadura de los ríos caudalosos o canalizados.
De ahí que Mar del Plata sea muy superior a Montevideo, que no puede considerarse a orillas del mar.
A causa de su gran volumen y densidad el mar posee en alto grado la propiedad de absorber el calor y su poder radiante es además muy débil. (…)
La acción poderosa pero intermitente de los baños de mar tiene por complemento la acción continua del aire del mar. La composición del aire del mar (…) se distingue por su mayor pureza. (…) Además, allí se nota la presencia del ozono en mayor cantidad que en cualquier otra parte: el ozono tiene la propiedad de neutralizar los gérmenes y miasmas. De ahí la escasez o poca duración de las epidemias en las orillas del mar, así como la mayor hematosis y respiración en las personas que viven en la costa.
El anterior relato, rápido e imperfecto, de las propiedades del agua y del aire del mar, demuestra las ventajas que pueden proporcionar los baños de mar y las temporadas prolongadas en las orillas, particularmente durante el verano, cuando la permanencia en las ciudades es imposible tanto por los calores excesivos como por la pureza dudosa de la atmósfera.