El mejor Arbolito

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—¿Por qué no dijo que se había tratado de un error?

—A mí no me gusta mentir, sabe… y mucho menos en Navidad…

 

 

—¡Está quedando buenísimo, Mirta!…Este año lo ganamos nosotros, ya vas a ver.

—No cantés victoria todavía, Julio; acordate que el año pasado dijimos lo mismo y los López nos jodieron… le pusieron esas guirnaldas doradas que más que una decoración navideña parecía una kermés… Pero, bueno… se ve que a los jueces les gustó. Igual, nosotros no nos esmeramos mucho, este año estamos mejor.

—Sí, la estrella que nos trajo Tommy de Guatemala es genial, ésta… la puntuda… ¿Ésta se pone arriba de todo, Mirta?

—¿Qué cosa?

—Ésta… la estrella de David… ¿Va arriba, en la punta del arbolito?

—De Belén, animal… sí, se pone arriba… en la rama de arriba. Tené cuidado que se rompe de nada.

—Estaba pensado, Mirta… me parece que tendríamos que espiar a los López… digo, para ver qué tipo de arbolito están armando. Si sabemos más o menos lo que le están poniendo, va a ser más fácil ganarles, ¿no te parece?

—¿Y cómo los vas a espiar? Vos viste que el parque que tienen es muy descampado, ¿cómo los espiás?… te van a ver…

—Tenés razón, pero estos desgraciados deben estar armando algo grande. Siempre hacen lo mismo. ¿Ya bajaste la caja con los angelitos, Mirta?

—Sí, la puse en la cocina, traela con cuidado.

—¡Mirá cuántos! Acá sí que estamos bien… de ángeles venimos sobrados, ¡casi un seleccionado! ¿Van ángeles en el arbolito, Mirta?¿Vos estás segura?

—No sé si van o no van, pero los López les pusieron unos con luces ¿te acordás? y eso también les sumó. Vos ponelos todos.

—Tienen una perillita estos angelitos… ¿éstos los compraste vos?

—Sí, Julio ¿no te acordás que te dije que se los había encargado a Virginia cuando viniera de Canadá? Y no es una perilla, es un botón, que si lo apretás se le ilumina la cara y te recita una frase navideña. Pensé que te había dicho…

—¡Qué grande, Mirtuni!¡Con esto le rompemos el culo a los López!¡No se van a esperar una cosa así!

Otra cosa: ¿Sabés qué podemos hacer, Mirta?, podemos poner la mitad del árbol con nieve y la otra mitad, no… así representamos las dos navidades. Eso nos va a sumar puntos, ¿no creés?

—No, mejor con nieve, es lo tradicional y queda más bonito. Además al Papá Noel le pega más el blanco que el verde. ¿Te fijaste si está en la caja?

—¿Qué cosa, Mirta?

—¿Vos no me escuchás, Julio?… el Papá Noel… fijate si está en la caja de los angelitos.

—Sí, está… pero es medio chotón. Qué chambones que no nos dimos cuenta de pedirle uno a Inecita, está en Marruecos y viene a pasar las Fiestas. Ahí debe haber lindas cosas, vos viste que los negros son medio faroleros pero hacen unos adornos preciosos. ¿Festejan la Navidad en Marruecos o son musulmanes?

—Ni idea. Lo que tendríamos que comprar son más bolas, ¿no?

—Sí… y guirnaldas. Hay bastante pero deberíamos usar unas nuevas. Los López seguro que no van a usar las mismas del año pasado.

—Pero no las vamos a comprar en lo de Vivanco, todo el mundo compra ahí… necesitamos algo especial, que nos distinga, Julio.

—Sí, Mirta, pero estamos con poco tiempo. De eso nos olvidamos. ¿Por qué no le mandás un mail a Inecita y le preguntás cuándo vuelve?… Yo estoy seguro que si en Marruecos festejan la Navidad debe haber cosas de primera.

—Dale, ya le escribo. Menos mal que tenemos unas luces alucinantes. Acordate que vamos a ganar por las luces…

—¡Y por el villancico, Mirta! ¿Quién más va a tener un villancico compuesto especialmente? Ni los López tienen un sobrino que hace jingles. ¡Ahí le rompemos el culo, ya vas a ver!

—Bueno, le voy a escribir a Inecita.

—Dale… pero metele pata que no vamos a llegar. ¿Te enteraste hasta cuándo tenemos tiempo para presentarlo?

—Ya debe haber salido en el diario, pará que me fijo…

—Así que lo despidieron nomás…

Asintió ligeramente con la cabeza, como si estuviera pensando en todos los años que había dejado entre tinta y letras de plomo, operando el viejo linotipo del taller del diario “La Mañana”.

—Cincuenta años, sabe… cincuenta años imprimiendo este diario. ¿Quién le dice? tal vez ya era hora de dejar…

—Mire don Amaya, yo le confieso que cuando esta mañana vi el aviso del concurso, pensé que había sido una equivocación, un simple cambio de orden de dos letras; a decir verdad, “Árbol de Navidad” y “Árbol de Vanidad” suenan casi igual, es fácil confundirse… ¿Por qué no dijo que se había tratado de un error?

—A mí no me gusta mentir, sabe… y mucho menos en Navidad…

 

 

Sergio Merlo

Sergio Merlo
Sergio Merlo
Diseñador Gráfico e Ilustrador, nacido en la ciudad de San Carlos de Bolívar en diciembre del 60. Reside actualmente en Mar del Plata.

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